¡Hola!
Marina al habla.
Soy Marina, terapeuta especializada en codependencia emocional, coach y facilitadora de registros akáshicos. Mi misión es acompañar a mujeres en relaciones tóxicas a superar su ruptura y ser independientes.
Si estás pensando en iniciar tu proceso de terapia conmigo, me encantaría contarte mi historia:
Padres separados y ausentes durante toda mi crianza. No me quedó otra que apañármelas muy bien sola. No era una soledad deseada, era por pura supervivencia: así no sentía el dolor del abandono.
A nivel energético, ocupé el rol de madre de mi madre, de mi hermana y de mis parejas.
Nació La Salvadora y creencias de: “tengo que ser fuerte“; “tengo que ser buena“, “soy invisible“, “nadie me escucha“, “todos me rechazan“, “no valgo“; “soy inútil“, “no soy suficiente“, “tengo que hacer más“, “si gusto y agrado, no me abandonan“.

Hablemos de "amor".
Desde los 14 hasta los 26 años, mis relaciones de pareja han sido muy tóxicas y codependientes, por desesperación, por no quedarme sola, por tener a alguien que llenara un vacío.
Mi patrón era el de tener muchas opciones de chicos a mi alrededor por si me daba por dejarlo con el novio de turno. Relaciones liana que se llaman. No has terminado una y ya tienes otra.
¿Duelos? bah, pa qué.
Hice de todo por estar en esas relaciones soportando, conformándome con migajas y así no quedarme sola.
Me auto-abandoné, me hice invisible, me callé y miré a otro lado.
Mi tremenda herida de abandono y el terror a la soledad provocó que me llenara de cualquier cosa para cubrir y calmar mis vacíos inmensos y seguir siendo importante (muy de Salvadora): trabajos explotadores, gente y gente y más gente.
2019, un año muy bestia.
Un hecho muy doloroso me devolvió al origen de todo: el abandono que no había sanado hacía 26 años.
El mundo tal y como lo conocía explotó.
Me ví cara a cara con mis heridas de abandono, rechazo y humillación. Sentí el inmenso vacío, el precipicio, la caída libre.
Decidí meterme en un proceso de terapia muy muy intenso (como soy yo) para: sanar mi niña herida, recomponer mi relación conmigo, perdonar a mis padres y a mí por las locuras y burradas que había hecho buscando un poco de amor y seguridad, hacer los duelos no hechos y conocerme.
Necesitaba ser independiente y no “la fuerte que puede con todo” y no quiere nada de nadie y darme a mí lo que estaba buscando que otros hicieran.
Lista para ser el mujerón que soy.
Después de la transformación tan brutal que tuve, decidí que me iba a dedicar profesionalmente a trabajar con otras mujeres que sintieran mi historia como suya.
La paz que siento hoy, el poderío, la valía interna y el merecimiento han hecho que mi vibración sea otra.
Un mes después, apareció J.
No puedo describirte lo que es estar en esta relación.
Disponibilidad, compromiso, crecimiento, evolución, aventura, elección, amor, diversión, pasión, vínculos, intimidad, comunicación, equipo, merecimiento, respeto y expansión.
Y esto ha ocurrido porque yo he cambiado internamente.
He mirado al pasado y me siento en paz, libre de patrones y comportamientos tóxicos.
Hoy yo elijo mi vida y la creo. Antes era seleccionada sin voz ni voto.
He sentido tu terror a estar sola, a no gustar a nadie y no poder tener relaciones sanas.
Esperar horas y días delante de un móvil y mendigar amor a cualquiera, el vacío y el dolor desgarrador de no ser la elegida, el abandono, el rechazo, la ansiedad, la tristeza y la rabia.
¿Qué hay debajo de todo eso?
Falta de confianza y autoestima, desconexión de ti misma, búsqueda desesperada para llenar tu vacío con algo externo, sensación de “no soy escuchada, no soy vista, no soy importante, no soy suficiente”, relaciones tóxicas y codependientes.